viernes, 3 de octubre de 2008

ayudandome ayudandote

Presioné el botón y la subí lentamente.
En su cara triste pude ver a esa mujer que es.
Lentamente vino hacia mí, donde con dulzura la enlacé a mi lazo de seguridad, y sin dejar de mirarla a los ojos, la mantuve fija, inmóvil, pétrea.
Al verla, me vi, sin ella, y vi también mi vida, mis hijos; sin ella.
Estaba atrapada sin opción, necesitada de amor, frustrada; sin movilización.
Viajaban por la ventana, los km que, sin ella, nunca podría recorrer.
“Nada es imposible”, “nunca digas nunca”, y miles de frases que hoy en la basura ocupaban el mejor lugar, aplastados por la desesperanza.
A veces venia hacia mí, hasta que con mis brazos la retenía, la contenía. No quería dejarla ir, ni tampoco que se lastimara.
Llegado a su destino, el mismo botón que la avecinó, la aleja una vez más, con ella.
Una vez al nivel del suelo, los últimos segundos que demoró en bajarse, fueron eternos. Giró lentamente la silla, y montada en ruedas se despegó de lo que es mi vida, su vida, en ella, con ella.
Discapacitada.


Saira Alvarez

1 comentario:

Coty dijo...

Eu me re gusto! si si muy bueno! te mando un besototote enorme, nos vems en breve! tkmmmmmm