Tocándome lentamente hasta ahuyentar por completo esas cosas que viven en mí, viviendo de mí, impidiéndome vivir.
Las energías subían desde la punta de mis pies hasta llenarme por completo, y en el recorrido, recordaba tu cuerpo.
Profunda expiración de aire mientras te miro inerte junto a mí, con los sueños muertos, las fantasías dormidas y con ese olor putrefacto cada vez más fuerte.
Sin embargo, no puedo dejarte, es una extraña sensación, inexplicable y rutinaria; el pensar que te tengo a mi lado me excita aunque ya no me puedas tocar y te estés pudriendo por dentro, no asimilo la idea de no tenerte enfermamente junto a mí.
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