martes, 7 de julio de 2009

Tocándome lentamente hasta ahuyentar por completo esas cosas que viven en mí, viviendo de mí, impidiéndome vivir.
Las energías subían desde la punta de mis pies hasta llenarme por completo, y en el recorrido, recordaba tu cuerpo.
Profunda expiración de aire mientras te miro inerte junto a mí, con los sueños muertos, las fantasías dormidas y con ese olor putrefacto cada vez más fuerte.
Sin embargo, no puedo dejarte, es una extraña sensación, inexplicable y rutinaria; el pensar que te tengo a mi lado me excita aunque ya no me puedas tocar y te estés pudriendo por dentro, no asimilo la idea de no tenerte enfermamente junto a mí.

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